Ha llegado la hora de regresar, después de ocho días de unas vacaciones excepcionales y bastante necesarias, volviendo así de nuevo a la inevitable rutina, pero que, a final de cuentas es reconfortante saber que ya pude al menos tener una semana relajante y que en teoría tendré que regresar con más ánimos al trabajo y a la escuela, pero eso es una mentira, porque realmente quería más vacaciones. Sin duda me hizo falta estómago, tiempo, riñón, etcétera., pero durante la visita a Veracruz hice lo necesario -o al menos eso pienso yo-, conviví con las personas que tenía que convivir, aunque no alcancé a despedirme de algunos o estuve menos tiempo con otros, pero bueno, como lo mencioné anteriormente me hizo falta bastante tiempo y la mayoría de este me la pasé con mi papá que era el objetivo real de esta visita, hecho que me hace feliz porque pues por la distancia, la convivencia con el no es a diaria, ya sea cuando el viene a Monterrey o cuando yo voy a Veracruz, pero fue tan grato haber pasado la mayoría de esos días con él.
También debo decir que el entorno veracruzano le da ese toque nostálgico y melancólico que tiene esta ciudad, más que nada por el clima que parecía más veraniego y que en contraparte yo esperaba el molesto y devastador norte, pero todo realmente estuvo bien en ese aspecto. Ya por último sólo puedo agradecer a las personas que visité como principalmente a mi Papá, Ángel, Yazmín, Bogar, Myriam, Jaime, etcétera., esperando algún día volver a regresar, eso sí, solamente como turista y de lo único que me lamento es que no lleve una pluma y un papel para realizar una bitácora de viaje, pero bueno da lo mismo, adios.
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