
Durante el lapso de una semana la ciudad de Monterrey y su área metropolitana se encontraba en el caos más grande de su historia al ver como unos pandilleros bajados literalmente del cerro invadían las principales avenidas como Constitución, Fidel Velázquez, etcétera., provocando desmanes y poniendo los pelos de punta a la metrópoli argumentando que el motivo de su manifestación es que los militares salgan de Nuevo León, maquilando así entre la gente y alimentada por los medios diversas teorías. Aunque mejor lo dejo como mitos y leyendas que se inventan, pero que dentro de nuestro imaginario colectivo se acercan -y bastante- a la verdad.
Estos días han sido bastante extraños y caóticos, con los hechos ya mencionados anteriormente. Yo no me había dado cuenta hasta el segundo día que sucedía, cuando saliendo del Museo Metropolitano con rumbo hacia el Museo de Historia, vimos a una cuadrilla grande de policías con escudos, formados de manera muy ordenada y dispuestos a todo (al menos eso parecía). Ni siquiera por nuestra mente pasaba que diablos era lo que estaba sucediendo hasta que ya íbamos en el carro y escuchamos las noticias, ahí fue donde dimos cuenta o al menos nos dábamos una idea de lo que pasaba y que se extendió para lo que restaba de la semana.
Hace seis años se podía decir que Monterrey era una ciudad completamente segura, cuando mucho en las noticias lo que más preocupaba era alguna lluvia de varios días (con inundación incluida), violencia intrafamiliar, peleas entre pandillas de las zonas más conflictivas o casos de asesinos psicóticos burgueses y hasta la situación crítica de los Tigres y Rayados, pero algo con este impacto, jamás. De por sí los embotellamientos son la peor cosa vivida en una ciudad tan mocha como esta, pero esto realmente fue el colmo de los mismos automovilistas y de usuarios del transporte urbano que corrieron con la mala fortuna de ser asaltados y amenazados, cuestionando de ésta manera la idea que teníamos de una manifestación masiva.
Creo que lo que más me molesta es que en los medios nacionales no se haya comentado nada y que sólo se haya tomado en cuenta la ejecución del Jefe de Homicidios de la policía como otro más a la lista negra, pero no los hechos que realmente se suscitaron en la ciudad. Por supuesto no se sí sea esa misma ignorancia del centralismo capitalino para con los demás estados -yo no soy un regiochauvinista que odia a los del DF, aclaro, debido a que no soy de aquí- o también sea para encubrir la ineptitud del aparato federal con el problema del narcotráfico, dejando así entrever una claro mensaje de quién tiene las riendas del poder en este país. Desafortunadamente la situación está bastante crítica en la que se podía denominar una de las ciudades más seguras del país, y yo creo que es momento de ponerse paranoicos y que al menos en mi caso yo no tolero a estos "macuarros" bajados del cerro, tanto racialmente (en definitiva no soy ni caucásico, albino o neonazi, pero es que son insoportables), culturalmente (en el viejo concepto de la cultura y no en el concepto posmoderno) e ideológicamente (¿realmente hay una ideología o conocen eso estas lacras?), que por algo de piedra hacen su desmadre a la usanza regia en el cual ser un payaso sin maquillaje para llamar la atención es la onda y ya, pues no, creo que las cosas no van por ese rumbo.
Sinceramente espero que esta situación se calme un poco porque sino se pondrá peor y se van a venir cosas realmente catastróficas. En esta ciudad hay cosas por las cuales quejarse como lo son las tarifas del transporte urbano, la falta de servicios de salud (y eso que es mínima aquí sabiendo la situación de los estados del sur), el desempleo y hasta del calor que hubo en estos días, y que igualmente estos tipos son parte de estas quejas cotidianas. Por mi parte sería todo, adiós.





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