20100613

Agridulce

Después de dos días de borrachera incesante, llegó el esperado día de escribir mis impresiones acerca del final de la universidad o mejor dicho de la "carrerita" tal y como lo prometí cuando inició éste último semestre. El viernes 11 de junio fui a entregar el trabajo final correspondiente a la materia de filosofía de la cultura. Fue un ensayo titulado: "La estética de la violencia y el morbo sanguinolento en el cine mexicano" y fue la última tarea que debía cumplir. Como buen estudiante universitario, hice ese trabajo un día antes, aunque la idea del mismo provenía desde hace casi más de dos años cuando el cine comenzó a ser una pasión muy personal sobre todo en referencia a análisis históricos. Tal vez suene pretencioso o pueda parecer ególatra, pero el trabajo quedó muy decoroso. Pienso que fue de lo mejor que he hecho durante la escuela, como ningún otro en el que haya hablado sobre cine.
Una vez terminado el trabajo, que comencé desde las doce del mediodía el 10 de junio y que terminé a las 4:30 de la madrugada -obviamente con sus respectivas pausas y distracciones- del día siguiente, se me vinieron a la mente un sinfín de recuerdos y añoranzas, muchas frustraciones y situaciones que abarcaron todo ese lapso de tiempo, desde que definitivamente me negué y renuncié rotundamente a cumplir con labores de "historiador". Básicamente decidí seguir la "carrerita" no por ímpetu o deseos de superación, sino fue más que nada por un sentido de moral y de deuda, así como también por el caprichoso factor socioeconómico. Cuando tomé esa decisión era demasiado tarde, ya todo se había consumado y ya todo y de todo me había sucedido. Al hacer la última revisión al ensayo, recordé que en algún momento de mi vida como estudiante era el tema que quería hacer de tesis. Porque en ese momento fue cuando empecé a tomarle sabor a la escuela así como también al cine. Era sin duda, al menos en mi caso, la combinación perfecta y más apasionante con el mejor ritmo escolar que tuve en aquel entonces. No obstante, sucedió lo que tenía que suceder y ahora escribo en este espacio lo que nunca me imaginé escribir al finalizar la facultad.
Cuando empezó el ciclo escolar, escribía que éste décimo semestre iba a ser crucial porque debía tomar decisiones muy serias, así como también habría sucesos que me marcarían en todos los aspectos. Recuerdo grandes cosas, no voy a mencionarlas todas, pero sólo he de decir que llegaron muy tarde. Me quedo con un sabor agridulce, me siento contento porque cumplí con el esfuerzo de unos padres de los cuales me siento netamente orgulloso ya que en cuanto a recursos y disposiciones no hubo negativas, al menos no que yo recuerde. Me siento inconforme porque muchos de los objetivos no fueron cumplidos en mi caso, muchos planes fueron hechos pedazos de hace año y medio hasta hoy día.
Debo también mencionar que conocí mucha gente dentro del ambiente de la "carrerita". Mucha de ella vale la pena, pero de la mayoría no podría decir lo mismo. Sí he de definirlo de alguna manera, hubo un gran compañerismo a nivel diplomático. No hubo uno sólo que hablara sinceramente o que dijera las cosas de las cuales estaba inconforme directamente a mi persona. Ni modos, no es un mundo justo ni mucho menos sincero. No juzgo a nadie, ni tampoco culpo a nadie, ni mucho menos estoy enojado con nadie, simplemente es lo que yo vi y lo que viví, así que también las cosas negativas se deben decir o en este caso escribir. Por eso lo defino como diplomático, porque sí hubo momentos buenos y un gran cúmulo de favores mutuos, pero hay que poner las cosas en la balanza y decir las cosas como al menos percibo que sucedieron.
En fin, creo que eso es todo lo que debo decir de la "carrerita" y lo que siento hoy en día. Para mi, ese viernes fue un día en el que me despedí de mis compañeros de clase -sólo eran cuatro así que no fue muy extenso- y todo quedó en un abrazo de despedida y no de un hasta luego, no sólo porque ya no tomaremos clases regulares sino porque no se sabe cual sea el rumbo de cada uno. En mi caso dejé lo de historia y me dedicaré al cine, volveré a empezar profesionalmente y pienso hacerlo en otro lugar, en caso de que el constante capricho socioeconómico no me haga una mala jugada. Obviamente todos los demás seguirán sus propios rumbos también. Fueron más amargos los recuerdos que gratos, pero hay que aprender a asimilar muchas situaciones y es precisamente con lo que me quedo. Es lo único que rescato y en cuanto a la universidad, será el último artículo que escriba sobre este tema. Espero escribir diariamente de cosas que muchos extrañan aunque no prometo nada.
Por último, sólo quiero agradecer a todos y cada uno de lo que participaron en este tortuoso camino. En primer lugar mi familia -hablo solamente de mis padres y mis hermanos, nada más-, mis amigos de hace muchos años, gente que pensé no volvería a ver y que formaron parte también, la gente nueva que conocí en la facultad -en este caso compañeros de clase y otros semestres posteriores o anteriores-, maestros y un largo etcétera de estereotipos. Aunque también hago excepciones de la gente indeseable y el circo que abundaba la escuela, así que a esa gente no hay nada que agradecer -para los que leen este blog y me conocen ya saben quiénes son-. Ya saben como es esto, "hasta entre los perros hay razas, hasta la basura se separa". Me despido.........

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