
Pues ya estamos a día 23 de diciembre y con este frío de 3 grados en plena madrugada estoy escribiendo este post. Sin embargo debo decir que ya estamos en la antesala del día más esperado por los niños que aún conservan la creencia de que va a venir Santa Claus a traer los juguetes más actuales -o con la situación actual al menos algo-, y la oportunidad de reunirse con la familia entera -y no estoy incluyendo familiares o parientes-. Sinceramente es una época muy nostálgica de una manera más romántica, aún así viviendo en un país como México, con inseguridad, crisis, violencia, contaminación, etcétera., obligándonos a caer por una inercia inevitable en ese consumismo navideño al comprar regalos, árbol de navidad, cena, nacimiento, posadas, y todo ese tipo de cosas que conllevan a darnos una feliz navidad y que desafortunadamente el que no tenga los medios para conseguir esos productos, realmente estará pasando una navidad sombría y triste. Porque esos conceptos de regalar afecto o de época de reflexión talvez sean nulos y no sabría decir si en un pasado muy cercano existieron, pero que hoy en día no importan, ya que nuestra cultura capitalista nos demanda consumir.
Puede que lo dicho anteriormente sea una manera muy oscura de interpretar la navidad y no es porque sea un amargado y no me guste la navidad, al contrario me encanta, pero es mi visión de esa realidad, porque cuando yo era niño, igualmente veía con mucha ilusión esta época así como hoy en día, nada más que la diferencia es que ahora tengo que cuestionar o divulgar lo que observo. No obstante, yo me la paso muy feliz en estas épocas y aunque ya conocemos el concepto trillado de que lo material no importa, pues desafortunadamente sí importa, por más mínimo que sea, cualquier detalle importa porque es una necesidad ya creada y que por consiguiente debemos de poseer.
Creo que ya me salí de la tangente pero pues solamente me queda desear una feliz navidad, normalmente en esta temporada si suelo dar abrazos y todo ese tipo de cosas y que en contraste con el clima de la ciudad, suelo ser menos frío y un poco más sensible en el aspecto del espíritu navideño. Aun así tengo que ir a trabajar y eso realmente si me amarga, pero bueno, ya faltan 6 días para ir a Veracruz así como dicen, "hay que dar el último estirón". Por el momento es todo y me despido, deseándoles una feliz navidad -¿de nuevo?- y pues si alguien llega a escribir en este blog -que la verdad no lo creo- pues me cuentan como se la pasaron.





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