Han pasado ya tres semanas desde que inicié mi servicio social en el Museo Metropolitano y sólo debo decir que moralmente me siento bien a diferencia de como estaba en Teleperformance, donde ya no tenía ganas de nada; ni de convivir, ni de pistear, ni de ir al cine, nada, absolutamente nada, simplemente estaba enajenado. No es que en el museo es la gran mamada o hago gran cosa, o lo más primordial, que me pagaran. Pues no, pero al menos le hallo más sentido a salir a la calle y lo que conocía como rutina ahora se transforma en relatividad. En fin, solamente estoy divagando y necesitaba escribir algo aparte de anunciar que desde este momento comienza la cuenta regresiva rumbo al post número 100 y este es el 81, ya que hace mucho tiempo debí de haber llegado a tal número pero no escribo a diario y hubo meses que no posteaba absolutamente nada, pero como hoy en día lo he retomado el hábito (tampoco tan a diario), vale celebrar eso con algo especial ya llegando a la meta.
Por el día de hoy sería todo y ahí les dejo la foto con roko que ahora trae una onda más rapera. Probablemente el conocer personalidades podría considerarse una de las grandes ventajas del servicio social (¿Ah sí es una personalidad?, definitivamente esperaba algo más). Otra cosa, en ésta semana me cortaré el cabello de nuevo y me cambiaré de casa, así que probablemente no me conecte en estos días mas que en la mañana que esté en la escuela, ya saben como es esto del cambio de la red a un nuevo domicilio. Ya por último (ahora sí), saber sí acepto el viaje que mi jefa me ofreció para ir a la presa el cuchillo, naturaleza y más naturaleza, y lo mejor, mucho pisto. Pero hay un pero, y el pero es con su familia que irá (tíos, primos y todo ese tipo de lacras) siendo algo incómodo y probablemente pierda lo bonito el lugar, así que lo decidiré en estos días, adiós.
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