
Hoy 22 de febrero del año de gracia de 2009 se cumplen 109 años del nacimiento del grandioso y excepcional Luis Buñuel. Él ha sido como mi maestro en lo artístico, ya sea en el plano musical, creativo y hasta de mis ideales más radicales dentro de la carrera que estoy estudiando. Esto que menciono puede sonar pretencioso, pero me da igual y no puedo ocultar mi admiración hacia este grande del cine.
Debo decir que todas sus películas son excepcionales, aún y con que haya realizado La hija del engaño, El gran calavera o Gran casino, con los estándares comerciales del cine mexicano de la época, pero que él en su necedad les imprimió ese toque que sólo él podía darle, haciendo que la crítica le cuestionara la realización de las mismas y que la historia no demeritara tanto aquellas obras dándole cierta valoración positiva. Todavía recuerdo la primera película que vi de él, Los olvidados, todas esas imágenes, toda esa crudeza y rudeza, toda esa realidad, y por supuesto, todo ese surrealismo, el cuál hace que muchas veces le de respuesta a todas las situaciones de mi vida cotidiana y que dentro de toda esa incoherencia le dé sentido al mundo en el que vivo.
También mencionar una buena parte de su cinematografía como Simón del desierto, Él, Ensayo de un crimen, Cet obscur objet du désir, La ilusión viaja en tranvía, L' age d' or, Un Chien Andalou, Subida al cielo, El ángel exterminador, Nazarín, Viridiana, La Voie Lactée, y un largo etcétera., dejando un legado dentro de la cinematografía mundial de principios de siglo XX y regalándonos un aporte y una antítesis al convencionalismo estereotípico y pueblerino de la época de oro del cine mexicano (aclaro que no odio dicho período, pero es la verdad).
Todo ese mundo creado e idealizado, como olvidar la primera escena de Un chien andalou cuando le corta la retina a la chica cortesía de él mismo; también la ternura bizarra del sueño del personaje de Pedro en Los olvidados; por supuesto su visión sarcástica contra la iglesia, ridiculizándola y parodiando sus obras de buena fe y la inutilidad de su caridad cristiana en sus dos roles sexuales con Nazarín y Viridiana, de igual manera demostrando el absurdo y lo ridículo de su existencia con La Voie Lactée; la burla más ácida y degradante hacia la sociedad burguesa de la época con El ángel exterminador; las autobiográficas y dementes personalidades masculinas reflejadas en Ensayo de un crimen y Él; la tradición más absurda y violenta de todo un continente latinoamericano considerado surrealista en toda su estructura con El río y la muerte; la frustración de un amor inconseguible y obstaculizado por cualquier situación o prejuicio con L' age d' or; y todos y cada uno de sus finales enigmáticos, extraños e incomprensibles, aún y cuando se haya visto alrededor de veinte veces cada película, esta última parte descompone la comprensión que en teoría se tenía o se creía del haber entendido toda la obra.
Por mi cabeza pueden pasar muchos directores excéntricos y con una calidad comparable como Fellini, Jodorowsky, Cazals, Eisenstein, Lynch, Taboada, Ripstein, etcétera. Esto a mi manera subjetiva de ver el cine, pero dando evidencia que él fue una influencia directa y con la cual han querido emular en algunos pasajes de sus obras, dejando muy en claro lo adelantado que él estaba. Cómo todo un mundo aparte también tenía sus propios actores de cajón, esta el caso de Silvia Pinal, Arturo de Córdova, Francisco Rabal, Claudio Brook, Roberto Cobo, Ernesto Alonso, Pierre Batcheff, etcétera.
Por último debo reiterar mi más plena admiración y solamente esperar el próximo sábado para la maratón en el canal De Película, adiós.





No comments:
Post a Comment