Ya que tuve la oportunidad de ver la película El Infierno de Luis Estrada, no voy a dar una vacía reseña, al contrario, les voy a vender un discursito muy barato. Se habló en toda la semana sobre el estreno de esta cinta de humor negro, tal y como el director y actores han definido en las entrevistas que salen en los diferentes medios. "Provocadora" es la definición que se le ha dado, así como también "aleccionadora". En un mero ejercicio de percepción es bueno asimilar la magnitud con la que se ha difundido la película. Desde el sentido de la controversia hasta lo escandaloso que resulta la temática tratada.
El narcotráfico no es un argumento nuevo, ni mucho menos una historia salida desde una mente creativamente perversa, sino que es otra realidad aceptada a la fuerza. Lejanas son las épocas en que directores como José Luis Urquieta o Fernando Durán, así como también las actuaciones de Mario Almada hacían meramente anecdótica y delictiva la labor del narcotráfico; eran épocas en que el doble discurso era la constante en este género: la mayoría de las películas fueron auspiciadas por los narcos pero tenían un mensaje sobre las buenas costumbres, como lo era -o es- típico de la época.
Afortunadamente "El Infierno" se ha sabido adaptar al contexto que le corresponde con un modelo añejo pero muy alegórico y pantagruélico en lo referente al tema. El problema es que también hace la trillada crítica hacia el aparato de poder, pero no lo hace con el pueblo al cual justifica de sobremanera, todavía muy basados en el modelo de Rousseau en el que la sociedad corrompe al hombre y es bueno por naturaleza. Es una justificación válida a final de cuentas. ¿Pero dónde ha quedado lo que tenemos implícito culturalmente como mexicanos?. En ese sentido, el filme puede sonar muy superficial y muy profundo a la vez ¿Es confuso lo que estoy diciendo? Sí, definitivamente. La ambigüedad en el contexto y la generalización no es ningún error de guión, de argumento, de producción, de interpretación, etcétera, simplemente es el producto. Por eso es ambiguo, porque cada personaje es perfectamente moldeado a esa necesidad de una personalidad propia y no como parte de ese monstruo contextual.
Factores descritos que ya conocemos: corrupción policiaca, discurso anti-yankee, excentricidades de los narcos, una mal llamada crítica social, violencia explícita y una que otra cachonda escena de sexo. Es todo. La formula es simple, no se arriesga a ir más allá. Tiene todas las características de un filme hecho en México, se puede reconocer de manera total. Al menos una buena parte del público identifica de alguna manera que eso es el país. Curioso resulta que haya sido auspiciada por la comisión nacional del bicentenario a nivel federal, pero también es muy evidente que no hay una verdadera crítica. ¿Pero qué película lo ha hecho?, siempre ha sido más cómodo retratar la actualidad de un país a través del recurso del pasado. En este caso, se esta tratando al presente desde una temporalidad pretérita no muy lejana. Aún así, es de aplaudir no el valor que se tiene para hacer la crítica, sino el como se manejó de la mejor manera determinado tiempo.
La polémica es latente, de eso no cabe la menor duda. Desafortunadamente no ha logrado nada comparado a La ley de Heródes (1999) y se ha convertido en un obvio discurso oficial. No es criticable, porque ¿realmente saben lo costoso que es hacer una película?. Ha habido mucha controversia en cuando a la clasificación que es "C". No obstante, no es algo que afecte descomunalmente, al contrario, le da buena promoción y de cualquier manera la clasificación no implica que los jóvenes no la vean.
En fin, dentro de todo lo dicho la película es buena y sí vale la pena verla. Los fanáticos de las drogas y los narcos la disfrutaran como cualquier Trainspotting o Requiem for a dream. Mientras tanto, sólo queda como una película altamente recomendable y de muy buena manufactura con actores de primera que sacarán risas a propios y extraños, así como que también es demasiado optimista al final.........
El narcotráfico no es un argumento nuevo, ni mucho menos una historia salida desde una mente creativamente perversa, sino que es otra realidad aceptada a la fuerza. Lejanas son las épocas en que directores como José Luis Urquieta o Fernando Durán, así como también las actuaciones de Mario Almada hacían meramente anecdótica y delictiva la labor del narcotráfico; eran épocas en que el doble discurso era la constante en este género: la mayoría de las películas fueron auspiciadas por los narcos pero tenían un mensaje sobre las buenas costumbres, como lo era -o es- típico de la época.
Afortunadamente "El Infierno" se ha sabido adaptar al contexto que le corresponde con un modelo añejo pero muy alegórico y pantagruélico en lo referente al tema. El problema es que también hace la trillada crítica hacia el aparato de poder, pero no lo hace con el pueblo al cual justifica de sobremanera, todavía muy basados en el modelo de Rousseau en el que la sociedad corrompe al hombre y es bueno por naturaleza. Es una justificación válida a final de cuentas. ¿Pero dónde ha quedado lo que tenemos implícito culturalmente como mexicanos?. En ese sentido, el filme puede sonar muy superficial y muy profundo a la vez ¿Es confuso lo que estoy diciendo? Sí, definitivamente. La ambigüedad en el contexto y la generalización no es ningún error de guión, de argumento, de producción, de interpretación, etcétera, simplemente es el producto. Por eso es ambiguo, porque cada personaje es perfectamente moldeado a esa necesidad de una personalidad propia y no como parte de ese monstruo contextual.
Factores descritos que ya conocemos: corrupción policiaca, discurso anti-yankee, excentricidades de los narcos, una mal llamada crítica social, violencia explícita y una que otra cachonda escena de sexo. Es todo. La formula es simple, no se arriesga a ir más allá. Tiene todas las características de un filme hecho en México, se puede reconocer de manera total. Al menos una buena parte del público identifica de alguna manera que eso es el país. Curioso resulta que haya sido auspiciada por la comisión nacional del bicentenario a nivel federal, pero también es muy evidente que no hay una verdadera crítica. ¿Pero qué película lo ha hecho?, siempre ha sido más cómodo retratar la actualidad de un país a través del recurso del pasado. En este caso, se esta tratando al presente desde una temporalidad pretérita no muy lejana. Aún así, es de aplaudir no el valor que se tiene para hacer la crítica, sino el como se manejó de la mejor manera determinado tiempo.
La polémica es latente, de eso no cabe la menor duda. Desafortunadamente no ha logrado nada comparado a La ley de Heródes (1999) y se ha convertido en un obvio discurso oficial. No es criticable, porque ¿realmente saben lo costoso que es hacer una película?. Ha habido mucha controversia en cuando a la clasificación que es "C". No obstante, no es algo que afecte descomunalmente, al contrario, le da buena promoción y de cualquier manera la clasificación no implica que los jóvenes no la vean.
En fin, dentro de todo lo dicho la película es buena y sí vale la pena verla. Los fanáticos de las drogas y los narcos la disfrutaran como cualquier Trainspotting o Requiem for a dream. Mientras tanto, sólo queda como una película altamente recomendable y de muy buena manufactura con actores de primera que sacarán risas a propios y extraños, así como que también es demasiado optimista al final.........
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