20101014

Crónica

Era la cálida noche del primero de octubre, la fiesta iba a ser en Mitras centro, al poniente de la ciudad. Por cierto, si se lo llegaron a preguntar, sí voy a hablar de narcos e inseguridad, por si ya les había aburrido con mis contextos norteños. Prosigamos. La primera parada sería la Colonia Industrial, en la zona centro, ahí me encontraría con mi mejor amigo, su nombre en este relato va a ser "compare", y con él, había un tercero que describiré más adelante. Inmediatamente y para entrar en calor, fuimos a comprar una caguama para cada uno (finísimas personas), excepto para el otro personaje. Ya sabíamos que iba a haber bebidas en la fiesta, pero ya saben, como en todo ejercicio hay que calentar. Al estar sentados afuera de una tienda bebiendo nuestras finas caguamas, unos niños muy malandros, con palos, tubos y hasta una cómica réplica de una R-15 hecha con tablas (supongo que estaban jugando a ser narcos) se nos acercaron y nos pidieron un buche -un trago pues-. De repente, secuestraron a nuestros cigarros. ¡Sí!, tal como lo leyeron, ¡secuestraron nuestros cigarros! El rescate, cinco miserables pesos. No sé por qué la escena me recordó a Ciudad de Dios. A final de cuentas recuperamos nuestros cigarros.

Acabadas las caguamas, era el momento de partir hacia la fiesta. Eran las once de la noche. Tomamos el camión y nos bajamos en el hospital universitario. La dichosa fiesta quedaba a seis cuadras de ahí. Al llegar a la segunda cuadra había unos ministeriales, y es que la zona a pesar de ser privilegiada, es territorio de constantes enfrentamientos. Se nos quedaron mirando feo y hasta alcancé a escuchar que nos dijeron jotitos. No importa, al menos no tuvimos problemas. Una cuadra más adelante, un "halcón". Ya saben, viendo que sucede y reportando todo con su Nextel. Después, a una cuadra de la fiesta, nos topamos con tres camionetas de la misma ministerial, esos sí nos detuvieron. Afortunadamente sólo nos preguntaron que si no habíamos visto o escuchado algo sospechoso (balazos o granadas para ser más explícitos). Temía que nos levantaran, pero eso no pasó. Maldita adrenalina.

Por fin, al llegar a la fiesta nos platicaron que ya se habían metido los de la estatal a agarrar a unos prófugos. Que bueno que llegamos después. Detalles, detalles. Supongo que ya se imaginan lo demás. Entramos a la casa y era cuestión de saludar al anfitrión. Es un protocolo ¿ok? Debo decir que solamente había Vodka y varios poderosos Tonayan. No problemo! Dentro de lo que cabe, "compare" y yo íbamos en un plan más tranquilo, un estilo más lounge, aunque aquél escenario no lo fuera. Había el típico DJ de piñatas, con su laptop y sus programitas novedosos; típicas chicas lindas y patanes como parte del orden natural; típica casa con las luces apagadas; un típico baño -solamente había uno-; el típico y sofocante amontonamiento. Es en este preciso instante en el cual hace su aparición nuestro tercer acompañante ¿Cómo lo describo? ¡Ya! El tipo era una suerte de fanático de ánimes japoneses y música metalera, dos características de las cuales noto con mucha curiosidad que tienen una relación muy estrecha. Bueno, a él lo bautizaremos como "malacopa #1". Se suponía que el sujeto no bebía ni fumaba, pero una vez ahí dentro comenzó su hilarante transformación. En términos más vulgares, empezó a "mamarse".

Ya entrados en materia y para no describir tanto, platicábamos con unas tipas sobre cosas banales. No lo describiré porque supongo que saben qué se podría platicar con unas tipas que acabas de conocer. Mientras tanto, "malacopa #1" le sacaba brillo a la pista con una combinación de ska, reggae, metal, aunque hubo un momento en que empezaban a sonar norteñas y reaggeton (así lo escriben) y nuestro susodicho decía que eso no lo iba a bailar. Por mi parte, y para desaburrirme un poco, le decía "bailale güey, al fin y al cabo nadie te conoce y ya andas pedo", cosa, que para mi suerte, accedió de la mejor manera sin preguntarme el clásico: ¡Ah chinga, chinga! ¿Por qué no bailas tú? La verdad la plática seguía aburrida, no había ni como librarme y "compare" estaba en Modo Macho Alfa. Ni cómo interrumpir a la naturaleza. Hasta que llegó un momento providencial en que dijo: ¡tenemos que salir a comprar algo al Oxxo! Compramos Vitamin Water y un tequila. Regresando a la fiesta, buscamos a nuestro divertido amigo y notamos que ya estaba ligando y hasta haciendo amigos. ¡Bien por él! Decidimos no quitarle su momento de fama.

Seguía la fiesta y el anfitrión, al cual llamaremos "Misrieles" -obvia parodia de su apellido-, me salvaba del aburrimiento. Me llevó hasta el otro patio donde estaba la música de los hombres bragados, esa música de Los Cadetes de Linares, El Viejo Paulino y su Gente, Ramón Ayala y un sinfín de personajes norteños. No había carne asada, pero misteriosamente esa música lo recreaba. Bueno, sí estaban quemando algo ¿Adivinaron? La platica se puso mejor y de ahí entra a la escena una tipa llamada "malacopa #2". La invitaron a bailar y en su negación tiró unas cervezas que había en el piso ¡Bravo! Era mi momento de participar teniendo que decir sigilosamente ¡malacopa!, para que todos al unísono hicieran lo mismo.

Posteriormente volví a ver a "compare" y a "malacopa #1"; empezamos a dar vueltas por toda la casa. Volví con "compare" y "malacopa #1". Le seguimos dando vuelta a la casa, nos detuvimos a platicar con "misrieles", fuimos al oxxo, seguimos bebiendo...

[Scene missing]

No sabía que horas eran, pero había mucho sol. Buscamos unos tacos. Comimos. Tomé mi camión. Fin.........

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