20101008

Upset

"Morelos y Juárez, en el mero corazón de Monterrey". Gritería, pánico, sicosis, indignación, sangre. Al siguiente día en la radio se oía una madre bipolar. Por un lado, se sentía su tristeza y como su alma ya se había ido junto con su hija; por otro, cómo era posesionada por el enojo, por el odio, y cómo ese vacío era llenado por toda una legión. En las oscuras calles después del hecho, las atemorizantes luces de patrullas. Pareciera que fueran como aves de mal agüero. Las imponentes camionetas del ejército, que sólo logran ese efecto a nuestra vista y a nuestros miedos.

Casualidad, preguntas, frustración, tristeza. ¿Algo más que se haya dicho o sentido? Hace meses había sido el Tec, y ahora fue el turno de la inefable, desorganizada, burocrática, tediosa y retrógrada UANL. ¿Qué le pasa a esta ciudad? Pareciera que nadie opinara, pero en realidad todos lo hacen. Todos se unen al dolor y todos se imaginan en ese escenario. Aquella tonta idea de quien pertenece a la clase media: se siente tan necesario para este universo. Hablan de hacer negociación y hasta de movimientos pero nadie aceptará el sacrificio y nadie se dará cuenta que se está llegando a la condición más primitiva. Una condición cuasi tribal. Nuestra herencia lo dicta. Ya no tenemos penachos, todo ha evolucionado como contexto, es el simple hecho de haber perdido la costumbre y no imaginarse quién será el próximo.

Otra vez la arrogancia y el egoísmo, adjetivos que eran acuñados a la condición personal y no de manera colectiva, negados hasta la raíz sefardí. La madre sigue reclamando, llorando, gritando, posesionándose, está en su derecho. Sí alguien en el velorio le pone una restricción, es un hipócrita. Más saludable es el llanto funesto y escandaloso, que la sublevación y el grito ahogado. La pregunta: ¿quién tendrá el valor moral para poder consolarla?

Hay que irse. Sí. Muchos lo pensamos, pero nuestra condición socio-económica no lo permite. Bueno, francamente sí, pero hay que esperar el momento exacto y perfecto. Quedarse, es otra buena opción. Hacer algo, también es válido. Hacer caso a lo mediático, hay que dejarlo a la interpretación. Caras conocidas en la vigilias vistas en la televisión, actitudes igualmente conocidas. ¿Qué le depara a este lugar? ¿A quién, del 1 al 8, se le echará la culpa? ¿Seguirán las quejas y excusas de siempre? ¿Seguirán los mismos discursos de siempre? ¿Habrá las mismas convocatorias de siempre? Supongo que se oirán las mismas "enérgicas condenas" de siempre.

Al pensar en la sociedad regiomontana y en su gobernador como reflejo de la misma, aún es muy difícil que reaccione de manera milagrosa. La decadencia de una sociedad "orgullosa" es la prueba fehaciente de como se está cayendo a pedazos lentamente. El festín sanguinolento se deja ver con quien sea y lamentablemente el dolor parece inagotable. Ha vuelto a su ritmo la zona comercial y la gente sigue comprando. Como siempre.........

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