Prisionero del mar

Estoy solamente a unas horas de salir de viaje a un destino que me trae muy buenos, pero también muy malos recuerdos, fue el lugar donde viví y más que nada me crié durante 15 años, ese lugar llamado Veracruz. Iré a visitar a mi papá, iré a visitar a mis viejos amigos que por supuesto espero poder contactarlos (aunque con una amiga muy especial llamada Jazmín ya he platicado y hasta hemos planeado que hacer, wiiii), iré a visitar esos lugares tan hermosos que tiene el puerto jarocho, tan nostálgicos y románticos -normalmente soy nada cursi, esperen, solo hacia la gente, pero cuando voy de viaje me enamoro del lugar y es cuando si soy muy cursi-, donde tantas veces llevé una vida cotidiana y recibí gran parte de ese bagaje cultural que todos los habitantes de cualquier parte del mundo tienen. Todo ese folclor que envuelve a Veracruz lo hace más exquisito y lo que más me agrada de éste viaje es que no hay nada planeado, vamos a ver que sale, donde se arma la fiesta, donde se arma el paseo turístico, y sí realmente estaré todos esos días en Veracruz o me daré una escapada hacia Jalapa, Coatzacoalcos o a Tabasco, no lo sé.

A final de cuentas lo importante es que espero pasármela bien, en compañía de mi papá y de mis amigos, recordar viejos tiempos y viejos lugares, al menos por un lapso de siete días para después regresar a Monterrey de nuevo a la grandiosa rutina y volver a la normalidad y esperar cuando volver a tener un viaje de este tipo, y aun así ni siquiera me esta importando que voy en vispera de año nuevo.

Ya para despedirme solamente debo decir que es como sí Agustín Lara me hubiera dedicado la canción de Veracruz cuando menciona en ese verso final: "Algun día hasta tus playas lejanas, tendré que volver". Feliz año nuevo a todos.