20100921

No tiene fin By Los Cojolites

Durante mi último viaje a Veracruz y durante la última borrachera en aquel mágico lugar, uno de los individuos de aquella épica despedida con caguamones indio, ron (no recuerdo el nombre) y "sotol", puso en su playlist algo llamado Los Cojolites. De lo poco que recuerdo es que sonaba al típico son jarocho, sonido regional tan arraigado, que suena al mar, que suena a los ríos, que suena a esa inmensa vegetación del sur, que suena al calor tropical, que suena a Veracruz y a su infinidad de historias, usos, costumbres y tradiciones.

No tiene fin (2008) es una muestra de que este género no ha quedado rezagado solamente a un mero producto antropológico. Bueno sí. Sin embargo es de las pocas producciones que hay del mismo y tiene ese estereotipo de lo que culturalmente -en un sentido erudito- representa la ciudad de Xalapa, en la cual toda esa idea de "cultura" recaiga sobre ese territorio y que lo demás son pueblos bárbaros. Lo que sí es importante recalcar es la identidad del álbum, sus integrantes forman un conjunto que vienen desde Minatitlan, Chinameca, Santiago Tuxtla y pasando por Cosoleacaque hasta llegar a Xalapa y ahí presentarse y producir, así como también tomar la inspiración para sus composiciones. Según ellos quieren preservar el infinito de su son y sus raíces, y darle trascendencia a su género que llevan como bandera.

Lo que líricamente cuenta no es algo nuevo que no se haya contado en los sones jarochos. Básicamente se podría decir que se nota un claro indigenismo, pasando a ser simpatizantes del EZLN. Crítica al gobierno y sus injusticias, metáforas que señalan a los responsables de la hecatombe en este país tan desangelado. Pueden sonar indescifrables en sus letras, muchas de las veces no se les entiende nada, pero eso a final de cuentas se resuelve con las melodías que no son alegres ni sacan una carcajada. Aún así ¿quién entiende un son jarocho en la mayoría de las ocasiones?

Volviendo a aquella borrachera, sólo puedo decir que escuché con mucha "atención" la última canción llamada "Los señores buenos y malos" -digo con "atención" ante la insistencia del individuo que me los recomendó- y resultó ser una clara improvisación de una afrenta hacia el aparato político. Nada extraordinario, pero así es su propuesta y francamente no se sí hayan desaparecido o planean un próximo álbum que se venderá en librerías o en algún museo de Xalapa.........

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