Un título muy original. ¿Qué pasó en este año? ¿En qué termina este año? Este tipo de preguntas pudieran parecer parte de un laborioso análisis existencial... ¡la verdad es que no! Un año caótico en todas sus realidades y en todas las realidades. Sí, estoy hablando políticamente también de los que vivimos en un país que se cae a pedazos. Sin embargo, lo que hoy día dictan los cánones emocionales de las redes sociales dan a entender que fue un año triste, decadente, deprimente, esperpéntico, teratológico, mañozeado, nostálgico, melancólico -mis dos palabras favoritas-, duro, violento, brutal, despiadado, descomunal -chiste local-... (y así me la puedo llevar con un sinfín de palabras cursis y domingueras).
¿En qué se nos fue este año? Tal vez sea muy difícil de responder. Tal vez es porque el momento en que escribo esto es desde el día de hoy y no desde cada uno de los 364 días anteriores. Es un problema el dominio del tiempo. Sí hay que enlistar sucesos noticiosos, he ahí la cifra de treinta mil muertos que se ha logrado después de cuatro años de guerra; he ahí el secuestro y la reaparición de Diego Fernández de Cevallos; he ahí el huracán 'Alex' y el asesinato de Lucila Quintanilla y los dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey como parte de los daños colaterales; he ahí un Mundial que volvió a ilusionar a todo un país pambolero con un espejismo como solo nuestra identidad mexicana nos lo permite; he ahí a los mineros chilenos encerrados un buen tiempo y su mediático rescate; he ahí los terremotos de Haití y Chile; he ahí los grandes secretos revelados por Wikileaks; he ahí a los que se nos fueron: José Saramago, Carlos Monsivais y Germán Dehesa; he ahí los festejos del desangelado Bicentenario; he ahí al iPad; he ahí a Xbox y su Kinnect; he ahí películas como Inception, The social network, Machete, Tron: legacy, Despicable me, Avatar, El infierno, Scott Pilgrim vs The world y Buried; he ahí los cambios hechos por la 'Real Academia de la Lengua Española'; he ahí la cancelación del concierto de Justin Bieber en Monterrey -¡eso sí es importante aunque no les guste!-; he ahí el auge de los zombies como una muestra más de la sociedad en que vivimos; he ahí, así, un largo etcétera (mejor dejaré que ustedes trabajen su memoria estimados lectores).
¿Personalmente? Bloguer, tuiter y tombler lo han dicho todo por mí en este año. Cerré mi feisbuc un tiempo. Me asaltaron y me quitaron un iPod y por poco mi computadora. Eso en cuanto a tecnología. ¿Profesionalmente? Lectores, supongo que ya lo han leído aquí y francamente me da mucha flojera volverlo a escribir. En fin, como lo han pedido insistentemente lo pondré. Pasó de todo: mucha música, muchas fiestas, muchas borracheras, muchos reencuentros, muchos desencuentros, mucho de todo. Un año muy pobre en libros leídos. Un año de muchos problemas económicos en casa. Un año de viajes: Guanajuato -mi último congreso como estudiante activo del "glorioso" colegio de historia y humanidades-, Veracruz -del cual nunca me arrepentiré de todo lo que haya hecho allá y de con quién haya estado, fue lo mejor-, Xalapa -Julia, I'll never forget you. You're so funny!- y ya merito Querétaro -lo siento Nat-. Un año en el cual me gradué por fin de la carrera -con su bochornosa e infame ceremonia de graduación incluida- y que ahora debo liberar cualquier reminiscencia burocrática. Un año de decisiones trascendentales. Un año que terminó de la mejor manera, que en la recta final todo volvió a tener sentido. ¡Todo volvió, todo se juntó! El exilio dio el resultado que esperaba, cansado de los experimentos posmodernos vuelvo a lo moderno -bueno pues, retro- con el toque posmoderno -adoro cuando escribo en mis posts este tipo de estupideces- en el que no pienso en ustedes lectores.
¿Alguna reflexión? ¿Algún ¡Feliz Año Nuevo!? No lo sé. Supongo que les pondré algo que vi en otro blog y que siempre se le dedica a los lectores: 8=========D (creo que los tres párrafos anteriores se vieron como reflexión, ¿o fue recuento? Ni idea).
¿Conclusión? ¿De veras hay que concluir? Con concluir el año es suficiente [Punto y coma / Paréntesis derecho].........
¿En qué se nos fue este año? Tal vez sea muy difícil de responder. Tal vez es porque el momento en que escribo esto es desde el día de hoy y no desde cada uno de los 364 días anteriores. Es un problema el dominio del tiempo. Sí hay que enlistar sucesos noticiosos, he ahí la cifra de treinta mil muertos que se ha logrado después de cuatro años de guerra; he ahí el secuestro y la reaparición de Diego Fernández de Cevallos; he ahí el huracán 'Alex' y el asesinato de Lucila Quintanilla y los dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey como parte de los daños colaterales; he ahí un Mundial que volvió a ilusionar a todo un país pambolero con un espejismo como solo nuestra identidad mexicana nos lo permite; he ahí a los mineros chilenos encerrados un buen tiempo y su mediático rescate; he ahí los terremotos de Haití y Chile; he ahí los grandes secretos revelados por Wikileaks; he ahí a los que se nos fueron: José Saramago, Carlos Monsivais y Germán Dehesa; he ahí los festejos del desangelado Bicentenario; he ahí al iPad; he ahí a Xbox y su Kinnect; he ahí películas como Inception, The social network, Machete, Tron: legacy, Despicable me, Avatar, El infierno, Scott Pilgrim vs The world y Buried; he ahí los cambios hechos por la 'Real Academia de la Lengua Española'; he ahí la cancelación del concierto de Justin Bieber en Monterrey -¡eso sí es importante aunque no les guste!-; he ahí el auge de los zombies como una muestra más de la sociedad en que vivimos; he ahí, así, un largo etcétera (mejor dejaré que ustedes trabajen su memoria estimados lectores).
¿Personalmente? Bloguer, tuiter y tombler lo han dicho todo por mí en este año. Cerré mi feisbuc un tiempo. Me asaltaron y me quitaron un iPod y por poco mi computadora. Eso en cuanto a tecnología. ¿Profesionalmente? Lectores, supongo que ya lo han leído aquí y francamente me da mucha flojera volverlo a escribir. En fin, como lo han pedido insistentemente lo pondré. Pasó de todo: mucha música, muchas fiestas, muchas borracheras, muchos reencuentros, muchos desencuentros, mucho de todo. Un año muy pobre en libros leídos. Un año de muchos problemas económicos en casa. Un año de viajes: Guanajuato -mi último congreso como estudiante activo del "glorioso" colegio de historia y humanidades-, Veracruz -del cual nunca me arrepentiré de todo lo que haya hecho allá y de con quién haya estado, fue lo mejor-, Xalapa -Julia, I'll never forget you. You're so funny!- y ya merito Querétaro -lo siento Nat-. Un año en el cual me gradué por fin de la carrera -con su bochornosa e infame ceremonia de graduación incluida- y que ahora debo liberar cualquier reminiscencia burocrática. Un año de decisiones trascendentales. Un año que terminó de la mejor manera, que en la recta final todo volvió a tener sentido. ¡Todo volvió, todo se juntó! El exilio dio el resultado que esperaba, cansado de los experimentos posmodernos vuelvo a lo moderno -bueno pues, retro- con el toque posmoderno -adoro cuando escribo en mis posts este tipo de estupideces- en el que no pienso en ustedes lectores.
¿Alguna reflexión? ¿Algún ¡Feliz Año Nuevo!? No lo sé. Supongo que les pondré algo que vi en otro blog y que siempre se le dedica a los lectores: 8=========D (creo que los tres párrafos anteriores se vieron como reflexión, ¿o fue recuento? Ni idea).
¿Conclusión? ¿De veras hay que concluir? Con concluir el año es suficiente [Punto y coma / Paréntesis derecho].........
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